jueves, 21 de julio de 2011

Puebla y la migración de Medio Oriente

Fotografía Elvia Chaparro Cuetzalan del Progreso




Cuentan los expertos en estas cuestiones, que hasta finales del siglo XIX no había registros públicos confiables del origen de las migraciones en México, sin embargo, los vínculos culturales con los países del Medio Oriente y el Norte de África son mucho más profundos de lo que podría pensarse. Baste señalar que en puebla se instituyó una muy bella e importante tradición artesanal conocida como Talavera, en alusión a Talavera de la Reina, un poblado cercano a Toledo, España, uno de los centros neurálgicos en los 8 siglos de dominación árabe de la península ibérica hasta 1492.



Por la ubicación estratégica y priviligeada Puebla fue desde épocas coloniales el epicentro de una intensa actividad comercial y ello explica, que muchos de los viajeros decidieran asentarse en la región.



La segunda oleada de migración del Medio Oriente, esa sí mucho mejor documentada, ocurrió desde principios de la década de los veinte y se prolongó por varios años más. Se trataba principalmente de inmigrantes de origen libanés y sirio, aunque también había iraquíes y palestinos. Entre las explicaciones perfiladas por los especialistas, se señala que el declive del Imperio Otomano pudo haber sido un factor de inmigración hacia México.



Muchos de los recién llegados buscaban arribar a nuestro país como puerta de entrada a los Estados Unidos, pero se encontraban en el camino una Nación muy generosa como la nuestra, en la que había oportunidades razonables de prosperar para alguien con ganas de aventura, el conocimiento de un arte u oficio, combinadas un poco de visión comercial.



Al respecto un ensayo de Roberto Marín Guzmán, de la Universidad de Costa Rica advierte que la mayoría de los libaneses llegado a América eran cristianos maronitas, por lo que no había la conocida prohibición de consumir un animal catalogado como impuro por el islam



De hecho, los famosos y muy ricos tacos árabes provienen de migrantes libaneses, según relatos de esa segunda oleada ocurrida en los años veinte, quienes idearon una combinación de carne con especias como pimienta, sal, ajo, perejil y orégano. Aparentemente, la carne era de cordero originalmente, pero los bajos precios en México motivaron que ahora se utilice la carne de cerdo.



No está por demás señalar que, a principios de la segunda ola migratoria, no existía aún el conflicto árabe-israelí y era frecuente que las comunidades judías y árabes vivieran en los mismos barrios, desempeñaran actividades económicas similares y aún sus características migratorias fueran semejantes.



En cualquier caso, las aportaciones de toda la rica diversidad cultural que representa el mundo árabe en nuestro país, pueden percibirse como una mayor fuerza de lo que cualquiera podría notar a simple vista.



Lic. Othón Lara Partida. Internacionalista y Sociólogo. Instituto Mora.

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